La plata tres años después de que tocara los 50 $/oz
(Leer primera parte del reportaje)
El uso fotovoltaico de la plata por parte de la industria solar jugó un gran papel en la subida del metal hasta los 50 $ la onza a finales de abril de 2011.
A pesar de que no fue cierto, el rol de la industria fotovoltaica como causante de una escasez de plata en el mercado hace tres años estuvo en boca de todos hace tres años. Pero lo que sí es verdad es que esta industria fue clave en la caída de la demanda que resultó de aquel incremento de precio.
En los tres años desde el salto de la plata hasta los 50 $/oz, la industria energética ha reducido de forma considerable la cantidad de plata necesaria para la pasta fotovoltaica en los paneles solares. Este ahorro en el uso del metal significa que un panel solar de las mismas dimensiones producido después de 2011 contiene mucha menos plata que otro de una versión anterior. Este ahorro llega a ser de hasta el 80% en algunas aplicaciones. Ya que el surgimiento de la demanda empujó al alza los precios y minó el atractivo de la plata de este gran consumidor industrial. De hecho, hizo mella en el uso de la plata de todas las aplicaciones industriales que dependen de esta industria. La demanda total industrial de plata en 2012 fue, según datos del Silver Institute, un 7% inferior del pico de 500 millones de onzas de 2010.
En contraste para los inversores, fue la velocidad de la caída de los precios de plata tras tocar los 50 $/oz la que desató tanta ira. Algunos reclamaron al regulador estadounidense, la CFTC investigaciones, llegando incluso a tomar acciones legales contra algunos de los principales bancos de metales preciosos (J.P. Morgan y HSBC), alegando algún tipo de manipulación. En los últimos doce meses ni la CFTC, ni las Cortes de Apelaciones de Estados Unidos en Nueva York han encontrado indicios de conspiración o abuso delictivo en el mercado de la plata por ninguno de sus participantes. Esto no fue una sorpresa para los expertos de la industria. Pero la rapidez del desplome de la plata sí que sorprendió, y dañó, a muchos inversores y traders.
El mercado de la plata es mucho más pequeño que el del oro y, frecuentemente, sufre de una gran volatilidad. Comparando lo que se denomina "interés abierto" (número de contratos abiertos en un día en el mercado de futuros Comex), el del oro es casi el doble que el de la plata. En el mercado al contado de Londres (donde los participantes realizan transacciones directamente entre ellos en lugar de a través de contratos estandarizados en una bolsa de intercambio), el valor del trading de oro es de media de ocho veces el de la plata durante los últimos tres años. Esto significa que una transacción considerada pequeña en el mercado del oro puede ser muy grande en el de la plata, porque tiene menos participantes dispuestos a comprar o vender en un determinado momento.
Curiosamente, durante el rally de precio que tuvo lugar desde septiembre de 2010 hasta abril de 2011, el interés abierto del contrato de futuros de la plata creció, pero no de forma astronómica o desproporcionada con respecto a cifras históricas. Así que, aunque había buena participación en el mercado, no era nada fuera de lo común para ese periodo de tiempo.
Los primeros signos de que el dinero estaba saliendo del mercado se detectaron el 25 de abril de 2011, cuando el CME alzó los requerimientos de márgenes sobre los poseedores de contratos. Esto significaba que se necesitaba más dinero a mano para mantener la misma posición del día anterior. El siguiente gran declive de participantes del mercado coincidió más tarde con otro incremento de los márgenes, el 5 de mayo.
No hay nada raro o sospechoso en esto. El mercado de futuros necesita asegurarse de que los participantes de posiciones apalancadas son contrapartes viables en un mercado volátil. Así que solicitan una mayor protección. Los poseedores que no tienen los medios financieros para satisfacer los nuevos requerimientos, liquidarán entonces sus contratos, parcial o enteramente.
El incremento de márgenes de plata en abril y mayo de 2011 afectó al precio, como era de esperar en un mercado extremadamente volátil. Las liquidaciones se sumaron al momentum bajista y mantuvieron los precios bajos en adelante. Entre el 25 de abril y el 27 de junio, el interés abierto de los futuros de plata en el Comex cayó un 23% a medida que el precio de la plata retrocedía un 29%.
Es evidente que el debilitamiento de los precios junto con los nuevos requisitos de márgenes influyeron directamente sobre el interés abierto. Muchos traders con posiciones largas sintieron que quedarse en el mercado era peligroso. Los que pudieron, recogieron sus beneficios y los que estaban en rojo, no quisieron sufrir más pérdidas.
En el segundo gráfico se puede ver que el precio era mucho más volátil que las liquidaciones de contratos. Además, las reservas de SLV (el mayor ETF de plata) durante ese periodo, eran nuevamente más estable, cayendo solo un 15% hasta un equilibrio de 309 millones de onzas. Las reservas de plata en los almacenes del Comex solo cayeron un 2,8% hasta un equilibrio de 99 millones de onzas. Esto haría evidente que las violentas oscilaciones de precio no fueron causadas por ningún factor fundamental directo de las reservas físicas de inversión.
Así que, ¿qué motivó la venta? Un poco más arriba en la cadena de abastecimiento, la subida de precios fue una oportunidad que las mineras de plata no pudieron resistir. Si creen que el mercado está ya explotado, necesitan vender metal para entrega futuro. Y esto es exactamente lo que empezó a ocurrir.
En un artículo publicado en febrero de 2011, el Wall Street Journal informó de que la compañía minera Boliden, estaba aprovechándose de lo que pensaban que eran ya precios muy altos contra su coste de producción. Muchas mineras públicas habrían tenido dificultades para hacer esto, puesto que habían estado en el punto de mira de accionistas tras la falta de participación en la inicial subida del sector de commodities que comenzó en 2006. La cobertura se había convertido para muchos en una mala palabra pero a los niveles de principios de 2011 les habría correspondido dejarse de tonterías y realizar la venta.
En marzo de 2011 hubo muchos analistas que también manifestaron que el mercado de la plata estaba muy alto; demasiado caliente y en una burbuja. Analistas de HSBC Global Asset Management agregaron a este crecimiento, el sentimiento de una inminente corrección. Ahora, en retrospectiva, todos decimos que sabíamos que iba a llegar. Pero algunos inversores, guiados por las advertencias de la escasez de plata en 2011, siguieron comprando. Lo que sorprendió a todos fue la volatilidad en la primera caída de la plata.
Los traders de día y los hedge funds de alta frecuencia (que utilizaban programas HFT) adoran la volatilidad. Esto es porque en los momentos en los que el precio se mueve mucho, aumentan sus oportunidades para entrar y salir del mercado y obtener beneficios rápidamente. Dado el fuerte incremento de los volúmenes de trading de plata en el Comex, podemos asumir que estos operadores a corto plazo estaban comprando principalmente a medida que el precio subía y vendiendo cuando este caía, siguiendo y ampliando la dirección del mercado tal y como muestra este gráfico.
A día de hoy, tras un análisis de lo ocurrido, podemos concluir con que hubo consideraciones geopolíticas y económicas que desembocaron en el pico del mercado de 50 $/oz en abril de 2011.
La historia fue buena, aunque mucha gente del mercado (y me incluyo), seguían preguntándose por qué el precio seguía subiendo. Mi teoría es que el mercado siempre tiene la razón. Todas las acciones de los participantes dictan hacia dónde se moverá el precio, motivo por el cual uno se aparta cuando no entiende el nivel al que ha llegado. La plata parecía haber llegado demasiado lejos, pero el precio real en un determinado momento es lo que el mercado puede resistir.
¿Valía la plata 50 $ la onza? Algunos compradores así lo pensaban pero creo que muchos otros ni siquiera lo consideraron.Hay quien no dudaría en volver a pagar tales precios de nuevo. Lo que vale la plata se determina cada día en lo que llamamos el mercado. Cuando quiero saber lo que vale, miro al último precio cotizado en el mercado en el que quiero participar. Es así de simple.