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La ley Glass-Steagall y los fallos del sistema bancario de Estados Unidos

El Día de Colón (Día de la Hispanidad o de la Raza en otros países hispanohablantes) es normalmente una celebración alegre para todos los americanos, no solo en Estados Unidos sino en todos los continentes.

Habiendo sido descubierta por error por europeos que en realidad  buscaban Asia, la equivocación ha terminado por ser clave para la comunidad global y crítica para su economía. En el último siglo, y liderado por la ingenuidad americana, el mundo se ha convertido en un lugar menos grande, gracias a la tecnología y a las mejoras en los medios de transporte. En la pasada década, y también bajo la responsabilidad de emprendedores norteamericanos, la comunicación de masas a través del uso de internet y la bajada de los costes de la comunicación telefónica han transformado en el mundo en un lugar pequeño.

Cabe pensar que los norteamericanos celebraron su historia el lunes, en el día de Colón 2013. Pero desgraciadamente hay muchas personas que no están contentas. La verdad es que, este gran experimento que es los Estados Unidos de América, está empezando a fallar. El shutdown del gobierno es solo un síntoma de los déficit de el sistema político y financiero del país.

En el Día de Colón, hubo protestas contra el shutdown, pero aun más contra el gobierno estadounidense. Ya no es demócratas contra republicanos, como los medios reflejan. Ambas partes se han ganado la desconfianza de los ciudadanos al dudar de su labor para protegerles. Y la fuerza impulsora de la riqueza y la libertado durante los últimos dos siglos, la clase media, es la que más expuesta está a los impuestos y a la destrucción de sus libertades económicas.

Así que el Día de Colón, una organización conocida como La Rouche PAC salió a las calles a defender su causa: la de la readmisión de la ley Glass-Steagall tal como se presentó en la sesión 113 del Congreso como H.R. 129 ("The Return to Prudent Banking" Act).

Lo que la ley Glass-Steagall haría es lo mismo que hizo durante más de seis décadas antes de que fuera derogada. Esta ley, que entró en vigor en 1933, cercaba las áreas de depósito de los bancos, para que solo pudieran llevar a cabo servicios bancarios tradicionales. Los servicios de la banca de inversión, como brokers, instituciones de inversión, aseguradoras y asesores de inversión tendrían que ser compañías totalmente distintas. Esto es importante, porque es un cambio estructural y protegería directa e inmediatamente al sector público de cualquier actividad ilícita y conflicto de interés.

Personalmente, añadiría que debería incluir la eliminación de los bancos nacionales. Estas organizaciones gigantes deberían dividirse para la ceración de bancos estatales independientes que pueden ser propiedad de una empresa matriz. De esta manera las comisiones de la banca por estados tendrían un gran poder para controlar la industria. Y a ese nivel también sería más manejable.

No me cabe duda de que la derogación de esa importante pieza legislativa a finales de los '90 es responsable en gran medida del actual malestar que la economía estadounidense sigue sufriendo. Se creó durante la Gran Depresión y, como otros cambios introducidos en aquella época, tenía como objetivo que el banco fuera un banco, dejando el área de inversión para los inversores.

La gran crisis del siglo XXI también ha engendrado legislación estadounidense para proteger a los ciudadanos del caos bancario. Pero Dodd-Frank no se ocupa de estas cuestiones. En esencia, ha cambiado muy poco la manera en cómo los bancos operaban en la burbuja pre-crisis, permitiéndoles seguir el mismo camino. La mayor parte de esta nueva legislación trata los tipos de acuerdos contractuales que los bancos pueden establecer. Ninguna de las leyes está dirigida a problemas más graves. Y actualmente los bancos siguen pudiendo llevarse los ahorros de los depositantes con ellos si quiebran y no solo aquellos que están interesados en la inversión de riesgo para obtener mayores rentabilidades. En otras palabras, los americanos siguen siendo responsables de sus grandes bancos y sus posibles situaciones de inversión.

De hecho, lo que Dodd-Frank crea es incluso peor. A causa de la nueva legislación, los puestos financieros que existían en Estados Unidos están desapareciendo y se generan en el extranjero. Así que por si no era suficiente con hacer pagar a los ciudadanos por las malas decisiones del gobierno, están también perdiendo empleos.

El gobierno, la Reserva Federal y los líderes de los principales bancos de Estados Unidos son responsables directos de los errores pasados y de los que vendrán. La reinserción de la Ley Glass-Steagall sería un buen primer paso en la dirección correcta pero tampoco sería la solución a todos los problemas del sistema.

La prioridad del Sistema de la Reserva Federal es proteger el sector bancario a toda costa. Por eso, si nos fijamos, desde principios de la crisis en 2008, los bancos han resurgido de las cenizas y están en una mejor posición gracias al dinero gratis que se les ha entregado a través del sistema. Al final, el dinero se adquiere de los ciudadanos la vía de fiscal invisible: la pérdida del valor de sus acciones u otras inversiones en el mercado y, por supuesto, la bien camuflada devaluación del dólar contra otros bienes.

Sin un cambio fundamental en la manera en la que el sistema bancario funciona, Estados Unidos sigue abierta a una nueva crisis. Lo que es históricamente raro es que, al contrario que los cambios impuestos por la legislación después de crisis financieras anteriores, todavía estemos expuestos a una repetición exacta, con los bancos usando el dinero de los depositantes para inversiones de riesgo. El shutdown del gobierno no es eficaz en la búsqueda de soluciones a los problemas subyacentes reales del país. Muchos estadounidenses están privados de derechos a medida que se sigue dando apoyo para el statu quo en la industria bancaria. Sin soluciones a cómo el sistema bancario funciona, todos los otros problemas son meras distracciones. Esconden la verdadera enfermedad detrás del monstruo que se ha convertido la burocracia del gobierno federal.

Con Dodd Frank pasando por alto la posibilidad de hacer cambios estructurales y, en su lugar, centrándose en una regulación que empuja los servicios clave al extranjero, el paradigma bancario no ha cambiado. Ahora los ciudadanos se sienten menos seguros. Y, donde hay una falta de confianza y seguridad, siempre hay un activo que puede calmar sus temores.

Desde los antiguos mayas hasta los conquistadores, de los bancos centrales a los fondos soberanos, cuando compras oro, sigue siendo oro, una forma de valor aceptada en todo el mundo y a lo largo de toda la historia. Eso no cambiará, vengan las crisis que vengan en Estados Unidos. 

 

Miguel Pérez-Santalla fue Vicepresidente de BullionVault América desde 2012 a 2014. Participa frecuentemente en debates y eventos económicos ya que sus treinta años de experiencia lo han convertido en un experto del sector de los metales preciosos. Su trayectoria profesional ha estado siempre vinculada a este mercado: ha trabajado en empresas de compraventa de metales y en refinerías como Heraeus, entre otras.

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