Bancos centrales, oro y el mercado de divisas- Parte 1
Los bancos centrales que, en esencia son árbitros del valor del dinero y controlan la liquidez de divisas, siempre están en desacuerdo con los mercados de divisas.
Los bancos centrales deserarían poder decidir los tipos de cambio y mantener su estabilidad una vez establecidos. Pero desde que el acuerdo de Bretton Woods se rompió hace más de cuatro décadas, no tienen poder para hacerlo, dejando que cada economía decida por sí misma el valor de una divisa.
El incremento de del comercio libre entre países se conoce como la acción positiva más importante cuando se empieza un esquema de prosperidad. Pero a medida que el mundo se hace más pequeño gracias a la comunicación, se conoce mejor el valor de los bienes y servicios y el balance de pagos entre países, que juega un importante papel en el valor de la divisa, se comunica de forma regular. La historia del libre comercio muestra que este iguala a crecimiento para los participantes pero también conlleva la fluctuación de valores.
Así que son los mercados libres los que determinan en realidad el valor. Pero necesita haber confianza y transparencia para que los mercados funcionen. Últimamente hemos visto crecer en las economías occidentales una gran cantidad de legislación e investigaciones relacionadas con el comercio. Los principales blancos de estas investigaciones han sido las salas de trading de los bancos. Durante muchas décadas, los mayores negocios de trading de todo el mercado de capitales, los bancos, compartían sus beneficios con accionistas y empleados. Luego llegó la recesión, provocada en gran medida por la manipulación de estos mercados de capitales por parte de los bancos centrales reduciendo los tipos de interés, además de la intrusión gubernamental en los políticas bancarias actuales.
En el caso de Estados Unidos, esta intrusión fue llevada a cabo por la Reserva Federal y el Congreso. La misma Reserva Federal y Congreso que ahora han enviado un escuadrón de investigación para analizar cada acción llevada a cabo por los bancos y extendiendo su alcance internacionalmente.
El catalizador para este ataque sobre las salas de trading de los bancos es el fracaso de los CDOs (Collateralized Debt Obligations), que no se desempeñaron como prometían. Estas obligaciones, que se consideran una de las principales causas del 'crash' financiero que llevó a la gran recesión, eran instrumentos creados por los bancos y empresas de valores respaldadas principalmente por acciones hipotecarias, así como por otras inversiones de "flujo de ingresos" que podían empaquetarse juntos para crear algo que pareciera un bono de renta fija y ser vendidos a los inversores.
Más tarde se reveló que estos CDOs dependían de instrumentos de valor de rendimiento inferior al deseado y aun así habían recibido altas calificaciones de agencias independientes. Las hipotecas se habían dado durante el 'boom' bajo la presión del gobierno de prestar a solicitantes de baja calificación (subprime) para que pudieran comprar una casa bajo el régimen de tipos bajos impuesto por la Reserva Federal.
Durante este periodo, el oro adquirió especial atractivo para los inversores, a medida que se daban cuenta de que otros de sus activos que habían sido marcados como seguros, no lo eran. El oro destacó como una respuesta a la crisis financieras. La aparición de ETFs (fondos cotizados) en oro y la accesibilidad a la compra de oro por parte de particulares gracias a Internet, ayudó a mucha gente a diversificar y ser partícipes de un activo alternativo que nunca está sujeto a la creación o dirección de los bancos centrales o gobiernos. Ni si quiera se puede tergiversar el valor de oro como commodity de la manera que sí es posible hacerlo con los CDOs (a causa de las agencias de rating) o las acciones en bolsa (a causa de la desinformación o infracción directa de los responsables de una empresa).
A pesar de que el colapso de los CDOs fue causado en gran parte por las maquinaciones de los bancos de inversión, tenemos que ser cautos para no excedernos en la misión de búsqueda de justicia y retribución. No defiendo a los bancos ni lo que ocurre en sus salas de trading. Defiendo el principio de libertad para comerciar y el riesgo. Sin riesgo no hay recompensa. Si marginamos la actividad bancaria y terminamos con la habilidad para comerciar, nos quedaremos sin la oferta y demanda de bienes y servicios y esto será perjudicial a largo plazo.
Sí, los bancos y las casas de trading llevaron a cabo acciones injustas antes del colapso de la economía y contribuyeron a la gran depresión en la que hemos estado sumidos los últimos años. Pero muchos otras razones y factores también contribuyeron y la Fed y el Congreso eran parte de ellos. Si empujamos el péndulo demasiado fuerte, podría cortarnos la cabeza...
Artículo traducido del inglés y editado por María Vengut