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Bancos centrales, oro y el mercado de divisas- Parte 2

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El último objetivo de la investigación y criminalización gubernamental son los traders de divisas extranjeras de los grandes bancos. A pesar de que la manipulación de los tipos subyacentes o de la dirección en los mercados de divisas extranjeras es casi imposible. Lo que actualmente se alega es la idea de que el "precio fixing" del mercado de divisas está siendo manipulado.

Estas tasas se fijan a través del trading del mercado durante una ventana de un minuto, en tres plataformas diferentes, cuya media es obtenida por una empresa independiente a la hora que la agencia Reuters publica los datos.

De forma más clara: durante ese periodo de un minuto tienen lugar transacciones reales entre las partes participantes en el mercado. Los precios de estas transacciones son transparentes porque son posteados en los sistemas de trading de mercado, lo que los convierte en información pública a medida que se van produciendo. Todos los precios a los que se realizan las transacciones son tabulados en un precio medio y publicados. El precio publicado es el precio de referencia que es utilizado por muchos para liquidar órdenes abiertas que se habían dejado para el fixing. 

Sea cual sea el resultado final de este último ataque, los bancos centrales, que están adoptando un papel importante en la investigación a los bancos, tienen el poder de manipular (o controlar) los mercados sin que nadie les diga que no pueden o no deben. Acciones como la de fijar los tipos de interés y comprar bonos mientras se introduce más dinero en la economía son denominadas "flexibilización". Por otra parte, el gobierno y el banco central pueden, por supuesto, utilizar su poder para acosar a los mercados a través de políticas restrictivas o regulaciones. Pongamos por ejemplo las prohibiciones de ventas en corto impuestas en Estados Unidos durante lo peor de la crisis financiera en 2008, aparentemente para proteger las acciones bancarias de los fondos de cobertura, pero en realidad intentado prevenir al mercado de realizar transacciones a precios decididos libremente. Acciones similares tuvieron lugar en Europa durante la crisis de crédito, de 2010-2013. A los traders se les prohibió aprovecharse si los débiles bonos del estado caían.

Venezuela, bajo el gobierno de un tardío Hugo Chávez, se sumergió en uno de los peores entornos económicos de la historia al seguir políticas de este tipo. Los controles de intercambio y otros bloques que controlaban lo que los ciudadanos podían hacer con su dinero llevaron a un estancamiento y posterior desplome de la economía.

El país sudamericano siguió sufriendo ataques del gobierno al tomar por la fuerza todos los activos extranjeros, bloqueando así el flujo de libre comercio y capital que lleva a la prosperidad. El gobierno de Chávez empezó a temer las represalias de los gobiernos extranjeros. Así que movieron sus reservas nacionales de oro depositadas en las bóvedas del Banco de Inglaterra en Londres, corazón del mercado del oro, a Venezuela. Eso los dejó fuera del mercado internacional completamente. El gobierno de Chávez fijó el tipo de su divisa, que con restricciones sobre el comercio y flujo de dinero como consecuencia, creó un mercado paralelo (o mercado negro). Con toda la confianza perdida y cerrados a los mercados libres mundiales, Venezuela perdió su acceso al crédito internacional, dañando aún más su economía.

Si el país decidiera enviar parte de sus reservas de nuevo a algún mercado de metales preciosos extranjero, sería visto como un buen primer paso de querer encaminar el país de nuevo hacia la prosperidad. De hecho, informes recientes de Caracas dicen que es precisamente lo que el gobierno hará, recaudando efectivo de Goldman Sachs a través de un "swap" de oro.

Esto es un gran ejemplo de por qué los bancos centrales conservan oro entre sus reservas y de por qué parte de este oro es custodiado en el extranjero, lejos de sus fronteras. El oro, la única commodity que nunca ha visto un declive completo de la demanda, es una forma vital de garantía entre países, permitiendo a aquellos con economías dañadas y mercados en colapso a reavivar el crédito y el comercio.

Estados Unidos tiene la mayor reserva de oro del mundo: 8.133 toneladas de oro. Alemania ocupa el segundo puesto, con 3.387 toneladas. Casualmente, estas reservas han permitido a estos países ser las economías más poderosas del mundo. Está claro que el oro no ha perdido el brillo de cara al resto de bancos centrales del mundo tampoco.

A pesar de que el precio del oro no determina la actividad de compra o venta de oro de los bancos centrales, no hay duda de que "Gordon Brown ha pasado muchas noches en vela", tal y como George Milling Stanley, fundador de la empresa GMS y ex director de asuntos gubernamentales del World Gold Council, dijo en una entrevista recientemente. Brown, que fue primer ministro del Reino Unido entre 2007 y 2010, decidió vender la mitad de las reservas nacionales de oro a un precio medio de 275 $/oz entre 1999 y 2002 cuando ostentaba el cargo de Chancellor of the Exchequer (equivalente al de ministro de Hacienda). Incluso después de haber caído más de un 35% desde el máximo histórico de 2011, el precio a día de hoy es cuatro veces superior al del nivel de la venta de oro ordenada por Brown.

Milling Stanley también expresó que los economías de mercado emergentes también seguirán comprando oro para sus reservas nacionales con el fin de fortalecer su posición en el foro global. Es el caso de China, la segunda economía mundial, de la que se dice que podría haber incrementado sus reservas hasta las 2.710 toneladas (desde las 600 de hace una década), según explica Kenneth Hoffman, analista de Bloomberg. Si fuera cierto, China obtendría el tercer puesto en cuanto a reservas de oro, por detrás de Estados Unidos y Alemania.

Los 100 bancos centrales principales tienen unas reservas medias de oro del 15% del total de sus reservas. Aun así, muchos de los grandes bancos centrales asiáticos, incluyendo el de China, conservan menos del 5% en oro, según datos publicados por el World Gold Council. Esta falta de equilibrio es la clave de por qué seguirán trabajando en construir estas reservas en sus balances generales de cara al futuro.

Los bancos y gobiernos se protegen de posibles crisis económicas y de divisas al acumular oro entre sus reservas. Conociendo esta realidad, ¿acaso no es evidente lo que los consumidores particulares deberían también hacer?

*Artículo traducido del inglés y editado por María Vengut

Miguel Pérez-Santalla fue Vicepresidente de BullionVault América desde 2012 a 2014. Participa frecuentemente en debates y eventos económicos ya que sus treinta años de experiencia lo han convertido en un experto del sector de los metales preciosos. Su trayectoria profesional ha estado siempre vinculada a este mercado: ha trabajado en empresas de compraventa de metales y en refinerías como Heraeus, entre otras.

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