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Oro, inversión y la represión financiera

¿Se puede escapar de la represión financiera?

Artículo de Adrian Ash – BullionVault

 

Mucho se está hablando últimamente de la represión financiera, de cómo los gobiernos están encontrando formas de “manipular” los mercados y contener así, el costo de financiamiento de la deuda. También se dice que, aparentemente, no hay escapatoria.

Como explican los autores Carmen M. Reinhart, Jacob F. Kirkegaard y M. Belen Sbrancia en su artículo sobre la represión financiera, ésta tiene lugar "cuando hay políticas que canalizan hacia el gobierno fondos que en un mercado desregulado habrían tomado otra dirección: préstamos obligados de públicos nacionales cautivos (como fondos de pensiones o bancos nacionales) al gobierno, topes explícitos o implícitos a las tasas de interés, regulación del a circulación transfronteriza de capitales y, en un plano general, una conexión más estrecha entre el gobierno y los bancos".

Esta imposición forzada de pérdidas reales en ahorradores con el objetivo de reducir el valor de la deuda de gobiernos y bancos, se ha convertido en un tema recurrente entre expertos y analistas. Pero nadie esté comentando cómo evitar esta represión; algo que resulta extraño porque la clásica salida de emergencia de la represión financiera- la compra de oro- nunca ha estado tan cerca ni ha sido tan fácil de encontrar como ahora.

En el último mes, el Financial Times ha publicado 15 artículos sobre la represión financiera y tan solo dos mencionaban comprar oro como alternativa. En Google.es, el término “represión financiera”, da más de 20.000 resultados. Es poco probable que muchos mencionen el oro y si lo hacen es para comparar la situación actual con la devolución de capital prometida bajo el clásico patrón oro de 1870-1914.  

¿Pero de dónde sale esta idea de escapar al comprar oro? Para empezar, el oro no es la deuda de nadie, no es responsabilidad de nadie y  no puede no pagar (al contrario que los bonos del estado o el dinero en el banco). Se encuentra en cantidades limitadas y no puede ser creado de la nada, es decir, no puede ser “inflado”, ni sufrir una devaluación por ello. Y, puesto que el oro no paga intereses, su rendimiento no puede ser reprimido. El oro es lo que es y hace lo que hace (nada en absoluto puesto que es indiferente a los dictados y fraudes humanos).

El oro fino (tal y como el mercado mayorista del oro comercia en Londres) se trata de un elemento incorruptible que ni siquiera se oxida. Y para los ahorradores atrapados o coaccionados a invertir en productos nacionales con pérdidas garantizadas, el oro físico es un activo apátrida, lo tengas donde lo tengas.

Así que en la reflexión global sobre la represión financiera, es imperativo preguntarse: ¿dónde está el oro?

El interés sobre la represión financiera no es ninguna sorpresa. Las tasas reales, después de la inflación, han sido aplastadas a niveles bajo cero durante más de tres años en Estados Unidos y Europa y cerca de 10 años en Japón. Precisamente por eso, el silencio sobre el oro como válvula de escape sigue sin entenderse. Los ahorradores occidentales y asiáticos gozan a día de hoy de libertades sin precedente con respecto al mercado del oro. Puede que en un futuro no sea así, y no será gracias a la “ayuda” que deberían estar dando a la sociedad economistas, analistas, gestores de fondos o periodistas económicos señalando al oro como la salida a la represión financiera.

Uno de los ejemplos más recientes de este silencio se encuentra en un artículo escrito por un analista de RGE Monitor sobre la represión financiera en India en el que no se menciona el oro ni una sola vez. En un informe sobre India, el país que lidera la demanda de oro; ¡donde a nivel privado se compra una onza de oro por cada cinco que se venden en el resto del mundo! Con los ciudadanos de la India queriendo escapar de la rupia y  teniendo en cuenta que el país ya cuenta con más de 16.000 toneladas del metal amarillo (un 10% del oro total en la superficie de la tierra), el oro tenía cabida en el artículo.

En lo que llevamos de 2012, Nueva Delhi ha cuadriplicado los impuestos sobre el oro con el principal objetivo de evitar el éxodo de riqueza del país. A pesar de esto, el país está lejos de prohibir la importación de oro, así que en la India, igual que en China- donde el gobierno también muestra cierto nerviosismo hacia la demanda particular- todavía gozan de una libertad sin precedentes para comprar oro. Y aquí, en el oeste, no iban a ser menos.

Por tanto, no existe tal represión financiera, a corto plazo. La libertad de la que gozamos actualmente para comprar oro es relativamente nueva (teniendo en cuenta que el comercio de oro estuvo prohibido en muchos países europeos durante periodos de guerra y entreguerras), en comparación con otras alternativas, tanto nacionales como extranjeras, permitiendo tener el control total del dinero propio sin tener que prestarlo al estado o pagar a un gestor de fondos de pensiones para que termine haciendo lo mismo.

N.B.: El oro no garantiza que vaya a producir una ganancia donde se ha producido una pérdida con otra inversión. Los inversores estadounidenses con tasas reales de -4,6% tuvieron la libertad de empezar a comprar oro por primera vez en tres décadas en 1975 pero el valor del oro en dólares se redujo a la mitad en los 18 meses siguientes, antes de que se multiplicara por ocho a principios de 1980.

El oro, como toda inversión, tiene unos riesgos. a volatilidad del metal no es un secreto y al comprar oro uno queda expuesto al riesgo de precio.

 

Adrian Ash es el responsable de análisis e investigación de BullionVault, empresa líder de inversión en oro y plata en Internet. Escribe frecuentemente en otras publicaciones económicas, incluyendo la revista Forbes o MoneyWeek. El conocimiento de Adrian sobre el mercado del oro, le ha convertido en un especialista al que la BBC, el Financial Times, The Economist, CNBC, Bloomberg y muchas otras publicaciones inglesas e internacionales recurren habitualmente.

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