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El error de enterrar el oro

Muchos de los que deciden comprar oro, lo hacen a través de monedas o pequeñas barras que conservan en su casa o en el banco. Cualquier especialista acertará en decir que no es la forma más adecuada de proteger el patrimonio. Aparte de la falta de liquidez y unos costes nada convenientes, hay razones estratégicas para no conservar el oro demasiado cerca.

Artículo de Adrian Ash - BullionVault

EN PRIMER LUGAR, alguien podría encontrarlo o, en el peor de los casos, el propio dueño podría perderle el rastro: olvidar dónde lo guardo y que permanezca enterrado durante generaciones, sin que nadie sepa de su existencia. Los romanos enterraron sus alijos cuando dejaron Gran Bretaña al final de su imperio y tan solo algunos han sido descubierto 2000 años después. Poniendo a un lado a aquellas personas que todavía entierran sus posesiones más valiosas- que las hay- ¿cuántos bancos estarán aquí en 2000 años? Ni siquiera conocemos el número de bancos que estará en pie dentro de 2 años.

Es evidente que nadie quiere esperar 20 siglos parar vender su oro. Los romanos tampoco querían y, sin embargo, lo perdieron para siempre.

Del tesoro oculto más importante de Gran Bretaña, el Hoxne Hoard, "565 de las monedas son oro sólido bizantino , pero la mayoría (14.191) son de distintas clases de plata", según atestigua el Museo Británico. El tesoro fue enterrado después de que legionarios locales siguieran al Emperador Constantino III en su fallida conquista de Roma. Nadie que supiera de su existencia se quedó para guardarlo y fue descubierto en 1992, por un hombre con un detector de metales que buscaba en realidad el martillo que un amigo había perdido en el campo. Según el Museo Británico "El 99% de las monedas de plata son Siliqua, la pieza más importante de plata de la última parte de la Antigua Roma". Se calcula que el tesoro se enterró alrededor del año 497 d.C., en una época difícil para los romano-británicos que dejaron de recibir ayuda del Imperio para defenderse contra los ataques de los bárbaros. Aparte de estas monedas de oro y plata, el tesoro descubierto también incluía joyas de oro, fuentes de plata, cazos, cucharas y pequeños candados de plata que habían servido para cerrar el alijo. "Por la cuidadosa manera de enterrar el tesoro, se piensa que el dueño tenía intención de volver y recuperarlo pero, por algún motivo nunca pudo hacerlo", dicen los expertos del museo.

La moraleja de esta lección de historia es que el oro, a pesar de que se esconda, ni rinde más ni crece y, si no se vuelve a él, todo el esfuerzo por conservarlo bien guardado será en vano. El oro es simplemente un refugio del valor- a veces mejor y otras peor, dependiendo de cómo les esté yendo a las alternativas. Y además, si se guarda cerca, dentro del propio país, las posibilidades de que ese oro pierda todo su valor son altas. La historia ha demostrado que el oro que se conserva donde más se necesita, es decir, en un país que atraviesa una profunda crisis, es inservible. Así ocurrió durante la Revolución Francesa, Rusa o la de Camboya, en la Alemania Nazi y bajo la dictadura de Saddam Hussein en Iraq. Los que poseían oro se vieron expuestos al riesgo de que se lo confisquen o de que su vida corra peligro por él. De nada sirve tener el oro cerca si, en tiempos difíciles, los gobiernos te lo pueden arrebatar.

Por eso, está demostrado que lo más sensato es comprar oro físico y conservarlo en una jurisdicción diferente con un gobierno sólido que no tenga posibilidades de convertirse en totalitario.

Adrian Ash es el responsable de análisis e investigación de BullionVault, empresa líder de inversión en oro y plata en Internet. Escribe frecuentemente en otras publicaciones económicas, incluyendo la revista Forbes o MoneyWeek. El conocimiento de Adrian sobre el mercado del oro, le ha convertido en un especialista al que la BBC, el Financial Times, The Economist, CNBC, Bloomberg y muchas otras publicaciones inglesas e internacionales recurren habitualmente.

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